Ni los mismísimos Reyes Magos de Oriente reparten regalos de tanta importancia como el que hizo en su día Fernando VII (rey, pero no mago) a Arthur Wellesley, más conocido como el Duque de Wellington.
Todo comienza en el final de la Guerra de la Independencia Española, cuando el Duque de Wellington y sus tropas expulsaron a los franceses tras vencer en la Batalla de Vitoria. Allí, el militar inglés recuperó más de 200 obras de arte que José Bonaparte quería llevarse en su huida hacia Francia, por lo que quiso devolverlas a España.
Fernando VII, que se sentía generoso, quiso agradecer al Duque de Wellington su ayuda ante el invasor francés regalándole aquellas obras. El inglés, viendo la calidad de las obras, insistió en que España se las quedara, pero como a cabezota no nos ganan los ingleses, Fernando VII lo acabó convenciendo para que aceptara el regalo.
The Spanish Gift (así lo llaman los ingleses) está compuesto por obras tan importantes como El Aguador de Sevilla, de un tal Diego Velázquez. Hoy en día, esta y otras 81 obras de autores como Tiziano, Rubens o Brueghel son expuestas en la que fue la residencia del inglés, la mansión Apsley House.
Vaya regalito, Fernando.
1 comentario